Una de las premisas que tengo en cuenta es seguir las tendencias de moda, como cualquier diseñador lo hace, pero con el plus añadido de que mis diseños sean atemporales.

¿No os habéis horrorizado alguna vez con una foto más o menos antigua por el look que llevabais?

Justo esto es una de las cosas que no quiero que os ocurra cuando vistáis uno de mis diseños, porque conozco esa sensación y es tremenda.

Así que cuando me pongo manos a la obra con una colección de temporada, investigo las paletas de colores y siluetas que se van a llevar sin perder de vista que el resultado final sea una pieza que pueda funcionar muy bien como fondo de armario para vuestros looks.

Una vez que tengo más o menos clara la línea que voy a seguir en la colección, me pongo a buscar tejidos, adornos y remates para las prendas.

Diría que a veces me paso media vida en ello, por las vueltas que le doy, y las horas que le dedico a pensar en un modelo con un tejido u otro.

Porque para que un tejido me convenza se tienen que dar muchos factores, que tenga la caída y la textura que yo busco, que el tono me enamore, que el estampado sea armonioso…

Parece fácil pero no lo es.

Cuando tengo materiales e ideas más o menos claras llega el momento de patronar, cortar y montar las prendas. Hay veces que el proceso es fluido y todo sale rodado, pero otras en las que el vestido acaba en la basura y yo con frustración absoluta (o liberación máxima).

En esta última colección que he preparado ha habido días de todo. Prendas que me han convencido a la primera y otras que han acabado descartadas, porque quiero que los looks que os proponga sean lo mejor.

Os adelanto que vais a ver blusas de fiesta y faldas largas en la línea que me caracteriza, con lunares y tejidos joya, y vestidos de fiesta a todo color, con tejidos fluidos con caída, escotes sensuales, volantes y cinturones de flores.

Hace unos días tuvimos la sesión de fotos para esta primavera, y la verdad es que estoy deseando enseñaros el resultado porque creo que hay looks ideales para todas, y cuando digo todas, sois TODAS: altas y bajas, curvys o delgadas.

¿Cómo trabajamos?

Una vez que la colección está lista la subimos a la web, para que podáis verla y haceros con vuestro look de invitada perfecta. Al tramitar un pedido por la tienda online veréis que el plazo de entrega que aparece es de 10-15 días aproximadamente.

La razón de que vuestro envío no sea inmediato es que me gusta hacer las cosas con mimo, yo entiendo la costura como un proceso de artesanía, donde manos y corazón se unen para elaborar piezas únicas e irrepetibles.

Dedicando tiempo y cariño a cada uno de vuestros pedidos o encargos. Trabajar así nos permite cuidar los detalles de cada prenda. Aprender continuamente sobre lo que os gusta para mejorar en cada colección un poquito más. De hecho como os he dicho ya, muchos de mis diseños nacen de vosotras: sois la inspiración de lo que hago.

Así que cuando nos llega vuestro pedido nos ponemos manos a la obra a cortar y coser vuestro modelo, incluso adaptando algún detalle como el largo extra para las que sois muy altas.

Cuando os atiendo personalmente en el atelier en Elche, el proceso funciona de la misma manera, venís, os probáis lo que os gusta de la colección, tomamos medidas sobre el modelo elegido y lo pasamos al taller para que en unos días, cuando vengáis a recoger vuestro modelo os siente como un guante y yo pueda veros con una sonrisa de oreja a oreja.

¿Y cuando son vestidos de novia o vestidos personalizados?

En este caso el proceso de elaboración conlleva más tiempo, porque la elección del diseño y de los materiales ha de hacerse con calma, para estar seguras de que el modelo elegido es el que cada una de vosotras ha soñado siempre.

Una de las cosas que os suelo preguntar cuando venís a verme es que me contéis cómo es o son los vestidos que más os gustan, que me enseñéis la recopilación de fotos que soléis llevar en el móvil, y los cortes que pensáis que más os favorecen, porque para mí es fundamental conocer vuestro estilo, vuestros gustos.

Como tenemos taller propio el vestido no va a tardar meses infinitos en estar listo, no obstante el proceso es más lento que cuando trabajamos directamente sobre un modelo de la colección.

Una vez que tenemos claro el diseño primero probamos en el forro, para poder modificar fácilmente escotes, entalles, cola, etc. Cuando pasamos esta primera prueba (la más fea de todas) nos ponemos con los tejidos en los que vamos a confeccionar el vestido y las siguientes pruebas ya serán para terminar de ajustar a tu figura tu vestido de novia o fiesta, personalizado, totalmente adaptado a ti, para que sea tu segunda piel y cuando lo lleves puesto sientas que tu decisión fue la correcta.

Pronto os subiré post de algunos de nuestros vestidos de novia a medida, con fotos de novias felices y satisfechas con nuestro trabajo.

La excepción que confirma la regla

También es cierto que algunas llegáis a mí con el evento encima, pero siempre hacemos lo posible para que tengáis vuestro look listo a tiempo. En este caso gestionamos vuestro encargo con la máxima rapidez posible, porque queremos sumar clientas felices, y sabemos de sobra que a veces vais a tope y que lo último que os queda es tiempo para poneros a buscar modelos.

Y aquí me incluyo yo. Algo que me suele ocurrir con más frecuencia de la que me gustaría es que cuando tengo boda a la vista, o esa ocasión para la que necesito un vestido o un conjunto especial me veo “compuesta y sin novio” como se suele decir.

Hace unas semanas os enseñaba por Instagram un vestido verde que tuve que hacerme en una tarde, porque tenía una cena especial y claro, había que estrenar modelo. Porque otra cosa que nos gusta a todas es ese momento de quitar las etiquetas de una prenda y sentir que eso nuevo que te pones te da un punto extra que nada de lo que ya tienes en el armario te aporta.

Y es curioso, que a veces en esos momentos de estrés máximo es donde fluyen ideas que luego plasmo en las colecciones de temporada.

De hecho, en la nueva que estoy a punto de enseñaros os he preparado alguna sorpresa que espero que os guste tanto como a mí. Aunque lo mismo soy pesada de tanto decirlo, esta vez más que nunca he pensado en que todas, seamos como seamos tenemos derecho a vestirnos con aquello que nos haga felices.

¡Muchas gracias por leerme!

PD: Esta foto es de hace 3 años, el vestido me lo hice dos días antes de la boda a la que iba. Quedó “muy yo” con el brocado y las puntillas. Lo gracioso es que antes de este preparé otro que acabó en la basura por lo feo que era.