Blog
Lidia, una novia con un vestido en crep y tul bordado
El 24 de Junio es una de esas fechas que al final se quedan grabadas en mi mente, casualmente el 25 es el cumple de mi chico, así que con más motivo.
Porque el 24 de Junio de 2017 se casó Lidia, una de mis novias con encanto como yo digo. En casa siempre salen unas risas cuando digo eso de “tengo una novia para tal fecha”, porque yo lo siento así, son mis novias , mujeres preciosas que confían en mí para días tan especiales.
Y aunque Lidia vive en Madrid y visitó tiendas de la capital, al final apostó por Fátima Angulo para hacer su vestido de novia, su vestido perfecto.
Porque ella es de Murcia y su boda iba a ser en Santiago de la Ribera a orillas del Mar Menor, y aunque lo de las pruebas iba a ser una aventura no le importó, porque sintió que pudo confiar en mí al ver que entendí todo lo que su vestido debía representar.
Como hago con todas mis novias me entrevisté con ella, le dije que me contase todo lo que ella imaginaba que tenía su vestido y que me enseñara esa recopilación de fotos que todas soléis llevar en el móvil, para comentar uno a uno cada diseño.
Hablamos de encajes, antiguos, nuevos, bordados a mano, tules… manguitas, caídas, cierres y todo lo que fue necesario hasta elaborar su propio diseño, un vestido en crep con una espectacular espalda en tul bordado con plumeti y manguitas de encaje.
En alguna ocasión ya os lo he comentado, pero ahora al escribirlo vuelvo a emocionarme. Yo nací soñando con vestidos de novia, para mí es un privilegio poder dedicarme a esto y ver que en días tan especiales os podéis sentir bonitas por dentro y por fuera gracias a mi trabajo.
La primera prueba como yo digo, siempre es la más fea, pero es fundamental porque es dónde vemos bien el esbozo del diseño elegido, además, yo soy de las que va con boli y tijera, haciendo escotes sobre el cuerpo, moviendo talles, ajustando hombros y costadillos, porque el vestido al final tiene que convertirse en una segunda piel.
Y así fue con Lidia, una prueba de la que luego salió un precioso vestido muy femenino, que realzaba su figura de principio a fin, con detalles muy románticos.
Un escote delantero barco, con la espalda hasta la cintura, adornada por las ondas del encaje y semitransparente, con una falda espectacular, con mucha cola y abotonadura, marcando la cintura unas jaretas, y medias manguitas del mismo encaje de la espalda.
Diez metros de crep, un encaje maravilloso y muchas horas de trabajo con la ilusión de que fuese súper feliz en el día de su boda. Ahora al recordarlo me dice que a todo el mundo le encantó y que además se siente enfadada por no poder volver a ponérselo.
Quizás habrá que instaurar una moda de renovar votos cada año, porque a más de una sé yo que le pasa jeje.
La boda de Lidia fue civil.
La celebraron en la azotea de Miramar de la Ribera, una maravilla de restaurante de Santiago de la Ribera, como os he dicho a orillas del Mar Menor, metido en la arena prácticamente, ¿qué bonito no?
A Lidia la peinó y maquilló Celeste, de Makeupic. Las fotos son de Somos Tangram, de manos de Vanesa. Muchas mujeres artistas para hacer de ese día un recuerdo maravilloso e inolvidable.
Y como en toda boda un novio guapísimo vestido de la sastrería madrileña Tom Black.
Mil gracias Lidia por contar conmigo para un trabajo tan especial. ¡¡Me hacéis tan feliz!! Y no sigo, ¡que acabo llorando!
Puedes visitar otras ideas para bodas en nuestra web: