fbpx

Fátima Angulo

Iniciar sesión
Logo de Fátima Angulo blanco

Blog

La historia del sueño de Fátima Angulo que se hizo realidad

¿Sabéis cómo empezó todo?

La primera vez que cosí algo por lo que me pagaron fue hace unos 7 años ya. Un traje de fiesta para una madrina, en seda azul, de dos piezas. Hasta ese momento mi único trabajo remunerado había sido el de enfermera, porque sí, aunque me dedico a la moda yo estudié enfermería, y por si fuera poco acabé también Antropología Social…

Todo apuntaba a que me quería dedicar al mundo de la moda, es evidente. Aunque dicen que “la cabra tira para el monte” y mi abuela era modista…

como empezo fatima 1

 

Mis recuerdos de la infancia más felices son jugando con telas, con los retales que había en mi casa… y cuando los retales no eran suficientes, con sábanas o manteles. Tardaba horas en cambiar las sábanas de una cama porque me encantaba imaginar en mi mente vestidos de fiesta o de novia si eran blancas, y como llevaran una puntilla en el embozo ya ni os cuento… ¿una locura verdad?

Me acuerdo de un mantel redondo que me hipnotizaba, ahí fue cuando me di cuenta de que una cola de novia para ser bonita no puede llevar un metro o dos de tela, se necesita mucha más, además de imaginación y cierto arte para darle el vuelo que necesitan, para que cuando caen al suelo no parezcan un trapo chuchurrío…

Y todo aquello pasaba en Granada, allá por los 90. Y ahora vivo en Elche, y ni trabajo de enfermera, ni ya juego con manteles, ahora vivo de mis sueños, de los vestidos de princesa, para invitadas perfectas o novias con mucho encanto.

Aprendí a coser a escondidas, por qué, no lo sé, quizás por miedo a que mi madre viese que me pasaba las tardes en su máquina de coser en vez de haciendo los deberes del colegio.

¿Lo primero que cosí?

Un corpiño, con retalillos blancos de raso y algunas puntillas que había en las bolsas del armario donde mi madre y mi abuela guardaban lo que “por si acaso no se tira”.

Porque las que cosemos sabemos mucho de eso, guardar pedazos que sólo ocupan espacio y que con el tiempo está más que demostrado que no sirven para nada. Ahora ya los tiro… porque si no los tirara no podría ni estirar los brazos en el taller…

El taller… eso es otra… taller ordenado y sin hilos no es taller… Modista que no se pasea por la calle y al volver a casa no se encuentra algún hilo pegado en la ropa no es modista. 

Y sobre todo la gracia de saber que te has paseado una hora con hilos en los pantalones y que nadie te lo ha dicho, pensarían que eran parte del estampado de los vaqueros…

 

como empezo fatima 3

Desvelando secretos

Pues eso, os voy a contar un secretillo que sólo saben los que me conocen bien. Al principio, casi todo lo que cosía era ropa para santos, si sí, vírgenes de las andaluzas, de las que llevan manto, sayas y puntillas por todas partes (y algunos cristos, aunque nunca fue lo mío).

Si hay una tela que me guste es el terciopelo, bonito y vistoso como él solo, chungo para coser como ningún otro, y en esto de la moda religiosa junto con el brocado es la estrella de la corona. 

Imaginaos lo que disfruté yo con el vestido de terciopelo rojo que mi madre me compró para el bautizo de mi hermana…

 

Para mí siempre ha sido un orgullo poder hacer este tipo de ropa, poder vestir a una imagen religiosa por el honor que supone y el respeto que le tengo a lo que representa.

Como diría buena andaluza, esto es jugar con fuego porque corro el riesgo de quedarme para vestir santos. Por suerte de momento hay un humano que me tiene robado el corazón.

Que además me inspira y me impulsa para seguir luchando cada día por lo que más me ilusiona, mi trabajo, la moda.

¿Y por qué no diseño para hombres?

Diseño ropa de mujer porque para mí es la que más se presta a fantasear. O al menos la que más me ha ilusionado siempre. Por la variedad de texturas, de estampados, de adornos y de cortes posibles. Y me encanta, disfruto cada vez que voy a comprar telas, a la mercería…

Cada vez que una clienta viene a verme y quiere que le haga su vestido especial, o cada vez que recibo uno de vuestros emails pidiéndome consejo sobre una prenda u otra, o cada vez que alguna me plantea un reto como hacerle un súper modelo estando súper embarazada.

Porque además es divertido, ver como un tejido que estaba plano en una mesa cobra vida, y se convierte en la segunda piel de mis invitadas o mis novias.

 

 

Ahora es cierto que coso menos, porque aunque intento ser mujer pulpo ni las manos ni las horas me llegan para tanto. Pero para eso está mi Carmen, mi ángel de la guarda que se encarga cuando yo no puedo, de que tooodos vuestros vestidos queden perfectos.

¿Y cómo diseño?

En el maniquí, mi gran amigo y aliado. Confieso que dibujo muy mal, que te hago un croquis para que te quedes con la idea y te imagines el diseño sí, pero que el dibujo sea bonito no, o al menos yo lo veo así. 

A mí lo que me gusta es montar una falda, un vestido o una blusa sobre un maniquí, con alfileres, muuuchos alfileres y muchas horas pensando lo que sienta bien, lo que es original, romántico o simplemente un desastre que hay que deshacer y rehacer.

Y aunque a veces tener tu propia marca es un quebradero de cabeza, a mí es lo que me hace feliz.

Ver fotos de clientas, probarles, pensar en lo que les queda bien, lo que las pone guapas. Lo que las favorece, las resalta y las hace únicas…

Eso es lo que me satisface. Atender a mujeres que quieren sentirse únicas y especiales, que no se limitan a ser una más.

 

como empezo fatima 4

Porque invitadas y novias hay muchas sí, pero del montón la mayoría. ¿No os ha pasado nunca que habéis ido a una boda y sólo recordáis a muy poquitas invitadas?

Que no es porque se pasaran con el vino (o sí) es porque la mayoría aportan poco. Se pasaron de sencillas, de vestido liso bien sosico, o de extravagantes, de esas de pamela y vestido largo de lentejuelas…

Ayyy el término medio… ¿dónde está el término medio? Dicen que menos es más, que más vale llevar poco y bien combinado que mucha historia porque corres el riesgo de parecer un esperpento (o un árbol de navidad).

Aunque si queréis más adelante os cuento lo que es para mí (una clasicona de toda la vida) una invitada perfecta.

 

invitada perfecta

 

¡Es mi cumpleaños y os regalo una falda!

Así es. El domingo, 19 de noviembre, es mi cumple y me hace muchísima ilusión celebrarlo contigo sorteando una falda que a mí me ha hecho muy muy feliz.

Para las que no lo sepáis cumplo 31, que como bien dice mi amiga Yazmina es nuestra versión 3.1, la versión mejorada de la 3.0.

Allá por 2014 Silvia Navarro en su blog de 1sillaparamibolso publicó una foto de la falda Bibrambla en marfil que me ayudó casi como primer impulso a que mi marca hoy sea conocida por muchas de vosotras.

 

silvia navarro influencer

 

Aunque ella la llevó en marfil, como vienen las navidades he pensado que más práctico sortearla en negro, para que a la que le toque la pueda estrenar pronto.

Y no es que en marfil no sea bonita, pero como además soy muy muy clásica (advertido está) yo opto más por el negro como vestido para estas fiestas.

Así que sorteo una falda a la que yo le tengo mucho cariño y que además lleva el nombre de una de las plazas más bonitas de mi Granada, la plaza Bibrambla.

Hace muchos años tuve un blog dónde os enseñaba las prendas que diseñaba para mis clientas, pero un día no sé por qué dejé de escribir.

Y aunque me han dicho muchas veces que vuelva a hablar sobre lo que yo vivo de la marca (la parte que no se ve) hasta hoy no he sido capaz de ponerme a escribiros.

Espero que después de tanto rollo no os hayáis cansado de mí y si ha sido así comentad, que estoy dispuesta a escribir algo mejor para subsanar el daño.

fatima angulo autor

Puedes ver aquí parte de mi nueva colección para esta temporada.

¡Gracias por leerme!

Abrir chat
1
Hola, ¿En qué podemos ayudarte?
Ir al contenido